Tu alma ya me pertenece,
Tu cuerpo limpio y desnudo,
Atado e inmóvil a mis pies esta,
Y así atado…
Llegas al clímax de tu existencia,
Ya que mis caricias se extienden por todo tu cuerpo,
En forma de cuerdas.
Llegando al rincón más íntimo de tu ser.
Ahí donde tu mueres por primera vez en mis brazos,
Y cuando resucitas en mi cama,
Pides más…
Suplicas por más…
Por qué morir así,
Es vivir en la eternidad de mi corazón.



Mis Memorias.


El más hermoso suplicio que se puede tener en una sesión, en donde el Dom, se convierte en un siervo y la sumisa en una diosa de amor, a la cual se le rinde culto que cualquier dama mortal desearía estar ahí.


Razones

 

El gusto por el BDSM

Explorar el BDSM para mí es sumergirme en un mundo donde el poder y la entrega se sienten en cada fibra del cuerpo. Cuando ato a mi mariposa, las cuerdas y cadenas aprietan su piel, marcando su cuerpo con suaves marcas que arden, pero que también despiertan un placer profundo. Siento el calor de su piel, la tensión de sus músculos cuando intenta moverse y solo encuentra resistencia; su cuerpo se rinde y eso aumenta su vulnerabilidad, que a la vez es belleza pura.

La inmovilización de su cuerpo desnudo me ofrece un espectáculo intenso: su respiración se vuelve irregular, con jadeos que se escapan entre sus labios, mientras sus ojos me imploran sin palabras. Al privarla de la vista o del sonido, sus otros sentidos se agudizan. Su piel se vuelve un mapa sensible donde cada caricia, cada toque o mordisco despierta electricidad. La ausencia de estímulos habituales la vuelve aún más receptiva, y el placer se convierte en fuego que se expande desde su piel hasta el alma.

Como dominante, guío cada momento con firmeza y control. La excitación crece en mí al ver cómo su cuerpo se estremece de deseo y cómo el orgasmo estalla en ella, a pesar de su inmovilidad. La sensación de tenerla completamente entregada, sin que pueda reaccionar con movimientos, pero sí con sus respuestas involuntarias—el arqueo, los suspiros, la humedad que emerge—es una experiencia que alimenta mi sensibilidad y mi adicción a este juego.

Cuando le dejo usar las herramientas de seguridad para liberarse, siento el peso de la confianza entre nosotros. Esa mezcla de control y cuidado crea un vínculo que va más allá de lo físico. Capturo esos instantes en mi mente, porque sé que son expresiones auténticas de nuestra pasión y entrega. Cada vez que terminamos, ella no solo pide más, sino que ruega porque sabe que juntos hemos cruzado un umbral donde el deseo y el poder se confunden.

Este estilo de vida es para nosotros un laboratorio de sensaciones y emociones, donde cada técnica aprendida o idea intercambiada se convierte en una nueva oportunidad para explorar el límite entre el dolor, el placer, el dominio y la entrega absoluta.

Collar y Cuerdas.


 

Church

Cuerdas en tu cuerpo.

El cuerpo desnudo emerge en la oscuridad como un espectro de ébano nocturno, una muñeca tallada en sombras que intimida sin voz ni súplica. La penumbra envuelve cada curva, y mis manos rozan tu piel como un viento frío que promete incendio. En el silencio, la presencia se vuelve dominio, y cada caricia es un acto de conquista y reverencia, haber conocido la fragilidad y la fuerza del instante.

Tendida en el lecho del rey, el mundo se reduce al roce hondo de cuerdas que aprietan, que liberan, que susurran secretos antiguos. Son las ataduras de una libertad nueva, no impuesta sino conquistada en el juego sutil entre sumisión y poder. Cada nudo enredado es una promesa, un pacto silencioso que somete no la voluntad, sino a la ansiedad de entregarse a deseos que se ocultan tras el velo de la noche.

Con la piel bañada en sombras, conozco los placeres prohibidos que tu naturaleza oculta, mujer de secretos sin nombre. No es la mera carne lo que despiertan mis dedos, sino la esencia profunda donde se funden el miedo y el deseo, lo dulce y lo oscuro. Es un rito antiguo, un despertar silencioso que escapa a la razón y se adentra en la pasión pura, la que no pide permiso ni perdón.

Las cuerdas son dulces, no cadenas. Son hilos tejidos con la ternura de lo silenciado, enlazan nuestros cuerpos y almas en un abrazo donde el dolor se transmuta en placer, el sometimiento en entrega. En ese tejido sagrado, los suspiros rompen la quietud y el tiempo se dobla para revelarnos que la verdadera libertad nace en la aceptación del deseo profundo, sin máscara ni engaño.

Besos vertiginosos sellan el pacto nocturno, y en el eco de la penumbra renacemos. No es solo carne la que se une, sino la voluntad de ser otro, de desvanecernos para encontrar en la rendición el fuego que mantiene encendido el alma. Este renacer no es olvido ni muerte, sino la promesa de una nueva vida, de un destino compartido que surge de la oscuridad hirviente.

La muñeca de ébano nocturno no teme su propia sombra ni la del otro, porque sabe que solo en la oscuridad cobra sentido su nombre. Somos amantes y sacerdotes de un rito secreto, adviniendo del silencio y la sombra, sosteniendo el eco de un gemido que se multiplica en lo infinito, un lenguaje sin palabras que solo el cuerpo entiende.

En esa danza de sombras, cada roce despliega senderos ocultos, un mapa donde el placer y la voluntad se cruzan. Entre nudos y suspiros, entre estremecimientos y silencios, aprendemos el arte sagrado de la entrega: no como renuncia, sino como conquista del propio ser a través del otro, en un espiral de intensidades que no conoce fin.

Renacer contigo es abrazar lo desconocido, lo inexplicable, la belleza oscura que crece en el abismo de la noche. En ese nuevo alba, la libertad se viste de caricias, y la sombra, que una vez intimidó, ahora es refugio y hogar. Juntos, atados y libres, comenzamos una vida que solo el placer y la entrega pueden escribir.


El control

 

Dentro del debate sobre quién tiene el control real en una sesión BDSM, las diferentes perspectivas reflejan la complejidad de la dinámica de poder consensuada.

Algunas fuentes indican que la sumisa tiene en última instancia el control porque es quien establece los límites, negocia previamente y tiene la palabra de seguridad para detener o modular la sesión. Esto implica que la sesión siempre debe ajustarse a sus fantasías y consentimiento, garantizando su seguridad y bienestar. Por eso, aunque el dominante ejerce control durante la sesión, este control está condicionado y limitado por el acuerdo y el consentimiento de la sumisa.​

En cambio, otras personas afirman que el dominante debe tener el control activo y progresivo de la sesión, pues su rol es guiar y adaptar las fantasías de la sumisa conforme a su voluntad dentro del marco acordado. Aquí el dominio se ejerce con responsabilidad y respeto, pero implica que el dominante es quien lleva la iniciativa y conduce la experiencia.​

Finalmente, existe una interpretación que ve la relación como una creación conjunta donde ambos están al servicio de la sesión y de la experiencia mutua, una danza consensuada de poder y entrega que se fundamenta en la confianza y en la complicidad activa de ambos participantes. Esta perspectiva trasciende la idea de control unilateral para enfocarse en la conexión y el disfrute compartido.​

Para terminar, en el BDSM el control es un concepto flexible y consensuado. La sumisa tiene el control final sobre lo que acepta y sus límites, el dominante dirige y maneja la sesión con ese consentimiento, y ambos contribuyen para crear una experiencia que les envuelve y satisface a los dos. Así, el control se reparte y se negocia según la dinámica, propósito y confianza específica de cada relación o sesión.


Sumisión.

Este resumen no está disponible. Haz clic aquí para ver la publicación.

Mi Cruz

La Cruz de San Andrés se usa en escenas de BDSM principalmente para bondage, inmovilizando a la sumisa en una posición fija y expuesta que facilita el control y dominación física y emocional. Aquí se detallan los usos típicos:

Posicionamiento y fijación: La persona sumisa se ata con las manos y los pies asegurados a los cuatro extremos de la cruz en forma de "X", lo que impide el movimiento y deja el torso y las extremidades extendidos y accesibles. Se utilizan cuerdas, esposas o correas resistentes para fijar cada punto, asegurando seguridad y comodidad dentro de los límites consensuados.

Escenas de dominación y sumisión: Con la sumisa inmovilizada, el dominante puede aplicar diversos estímulos como caricias, golpes controlados (spanking), uso de juguetes eróticos, o incluso juegos psicológicos basados en la entrega y vulnerabilidad del sometido.

Variantes y accesorios: En algunas escenas, la cruz puede colocarse en ángulos diferentes, o usarse junto con capuchas, mordazas, o dispositivos sensoriales para aumentar la sensación de sumisión y control. También puede permitir posturas que expongan zonas erógenas específicas para juegos sensitivos o de placer/dolor.

Seguridad y comunicación: Es fundamental que la fijación sea firme pero no lesiva, con la posibilidad de liberar rápidamente ante señales de incomodidad. La Cruz de San Andrés potencia la dinámica de confianza en BDSM, por lo que la comunicación clara y consensuada es indispensable durante toda la escena.

La Cruz de San Andrés se usa para inmovilizar a la sumisa de forma segura en una escena BDSM, permitiendo al dominante acceso completo para juegos de dominación, bondage, castigo, o estimulación, siempre en un marco consensuado y seguro.


 

Improvisando.


  Una visita improvisada de mi amiga betty blue, le dije que sí quería sesionar conmigo esta noche de soledad y ... no la pasamos muy bien.

Evening Falls


Mientras camino por la habitación
Allí delante de mí, hay una sombra
De otro mundo
Donde ningún otro puede seguir.

Idea musical : Enya


Ninfa

Mi gran diosa Tetis,
sumergida en el abismo de mis deseos,
tu presencia me envuelve en un abrazo líquido,
una ninfa de ébano ante el espejo infinito del mar.

Nereida dueña de la marea que inunda mi pecho,
tu melena serpentea, negra y rizada, indómita,
como tu moral rebelde que desafía las corrientes,
arrastras conmigo en un vaivén de pasión antigua.

Galatea, esculpida por la caricia del tiempo y la espuma,
invito a mi alma a entrar en tu secreto más hondo,
en agua que fluye entre mis dedos y te dibuja,
envolviendo cada latido en la carne del deseo.

Náyade de dulce sumisión,
nadando en tus placeres hallo mi origen,
un corazón que late al ritmo de tus olas,
en una entrega líquida, profunda y sin retorno.

Sirena que canta con voz dulce y sensible,
curvas que desafían el silencio convocado,
turgentes senos libres que invitan al amor,
melodías que son promesas y cadenas invisibles.

Nesea, piel húmeda, desnuda, tibieza que atiende,
tu abrazo disuelve mis inseguridades más hondas,
bruja que emerge eterna de aguas juveniles,
radiante salvación en mi noche marinas.

Diosa marina, sol de abismos y renacimientos,
cada sorbo de tu néctar, un rito de juventud,
memoria indeleble en mi alma que bebe,
el misterio infinito de otras Nereidas.

En este vasto océano donde sucumbo y renazco,
tu nombre es mi ancla y mi deriva,
en la oscuridad líquida, eres tú, la que me sostiene,
mi gran diosa Tetis, la que amaré eternamente.

Duelo

 

El duelo de una sumisa cuando se va su Amo en una relación BDSM es una experiencia emocional intensa y profundamente personal. La sumisa, quien ha entregado su confianza, obediencia y parte de su identidad a través del rol, puede sentir un vacío abismal que trasciende la simple pérdida de una pareja convencional, pues en ella desaparece también el vínculo de poder, protección y guía que constituía la base de su entrega y seguridad.

Durante este duelo, la sumisa puede experimentar una mezcla compleja de tristeza, sensación de abandono, confusión y desorientación, ya que pierde no solo al Amo, sino también el marco seguro y estructurado que definía su cotidianidad y bienestar emocional. La separación puede provocar sentimientos de vulnerabilidad y desarraigo, pues la sumisión no es solo obedecer, sino un acto profundo de entrega y confianza en la protección y liderazgo del Amo.

Además, la sumisa puede reflexionar sobre su autonomía, enfrentando el reto de reencontrarse fuera de la dinámica D/s y reconstruir su identidad más allá del rol sumiso. Es habitual también un periodo de adaptación en el que la sumisa debe aprender a valerse por sí misma emocionalmente, sin la guía ni el cuidado del Amo, lo que puede incluir duelo, autoexploración y crecimiento personal.

La superación del duelo implica, para muchas sumisas, un balance entre el respeto por la relación y su fin, la aceptación de sus propios sentimientos y la búsqueda de apoyo, ya sea mediante amistades dentro del BDSM o terapia si es necesario. Reconocer que la relación era consensuada y que ambos tenían autonomía ayuda a aliviar sentimientos de culpa o fracaso. En definitiva, el duelo de la sumisa es un proceso donde se mezclan la pérdida afectiva, la reestructuración de su identidad y la búsqueda de un nuevo equilibrio personal tras la despedida del Amo.


Oculto.

7 pecados capitales

Soberbia de mi dama de negro,
su piel es sombra que se ofrece sin reservas,
en la rendición, su poder se vuelve dulce sumisión.
Sus ojos se entregan, luceros de deseo prohibido,
su cuerpo, templo devoto de mi mando férreo.
En cada suspiro, encuentro la fuerza que me domina,
su voluntad, un lazo que me ata con libertad.

El ritual comienza con el saludo solemne,
codos en tierra, mirada baja en reverencia,
y el roce de mis dedos sobre su nuca,
donde coloco la cuerda negra,
un símbolo tangible de su entrega como lazos invisibles,

que atan su ser a mi mando absoluto,
marcando nuestra unión en la penumbra eterna.


Avaricia de mi bruja mística,
que anhela ser poseída con ansia insaciable.
Sus manos temblorosas suplican el toque que la gobierna,
se rinde a las cadenas invisibles que aprieto.
Cada gemido, es sumisión en mi altar de control.

El collar, pieza ritual de peso y plata,
lo ajusto pausado sobre su cuello expuesto,
una promesa que su aliento contiene,
mientras sus dedos se cierran en súplica dulce,
y la mordaza, delicada pero firme,
presiona labios y silencia el pensamiento,
el silencio así impuesto es plegaria y decreto,
el pacto para ser mi poseída en mi templo.


Lujuria de mi dama con aroma de vainilla,
dulce esclava que se abandona en el juego oscuro.
Su cuerpo, lienzo donde mi voluntad se escribe,
cada roce le dicta la música del placer y el dolor.

Sobre el altar nocturno preparo las ataduras de satén,
su piel brilla bajo la luz incierta,
y beso suavemente las ataduras de su cuello y muñecas,
mientras enlazo sus manos, trazando promesas mudas,
su cuerpo se curva, heraldo de la entera entrega,
y se rinde, ofreciendo su forma y su fuego,
el dulce signo de sumisión estampado en cada fibra.


Ira de mi mariposa negra,
furia contenida que me pide castigo y refugio.
Sus pupilas claman por la firmeza que la sujete.

Con látigo de cuero en mano, dibujo ritmos severos,
dejo que el impacto en su carne exprese tormenta,
cada marca es brazalete de dolor y libertad,
el rojo florece, la piel vibra, ella tiembla,
la flagelación es danza que limpia y renueva,
y en el sacrificio el amor se vuelve fuego puro,
en su sumisión encuentra el poder que anhela y teme.


Gula de hermosa sumisa, cuerpo perfecto,
que se devora en su deseo de ser mía completamente.
Su hambre se sacia en el rito de la obediencia.

De rodillas, me ofrece su cuello exquisito,
el anillo de hierro frío se posa en su carne,
sello de propiedad y entrega sin retorno,
cada murmullo es la aceptación del yugo sagrado,
y sus labios buscan la cadena, la correa, la orden,
en el ritual de su devoción, la gula y la espera,
en completitud, su cuerpo me pertenece,
esclava y reina en un solo latido.


Envidia de mi medusa sensual,
que se rinde a mí con celos dulces y posesivos.
Sus temores se hunden en la profundidad de su entrega.

Al vendarle los ojos, priva su voluntad de ver,
así la obliga a confiar solo en el tacto,
y en el eco de mi voz que ordena y guía,
las cuerdas que amarran sus tobillos y muñecas
son los hilos que la atrapan en un nuevo reino,
el del abandono profundo de su sumisión profunda,
en ese deseo obscuro, ella halla paz y devoción.


Pereza de una princesa de ébano,
que somete su voluntad al descanso de mi dominio.
Sus ojos cerrados guardan el secreto de su paz.

En el lecho sagrado, deslizo suavemente sus manos,
y abrazo sus candentes dedos mientras susurra pasión,
su cuerpo contra el mío es abandono y energía contenida,
el roce lento es juramento, la quietud es pacto sellado,
su respiración acompasa el ritmo de mi corazón,
y en el letargo de la sumisión, reina el poder del silencio,
su pose es entrega pura, mi dominio su dulce prisión.


 

Nuestra vida

Este resumen no está disponible. Haz clic aquí para ver la publicación.

Venus


 

Por que?

Hermosa bruja de mirada desafiante,
en tus ojos arde el fuego de la rebelión,
y sin embargo, a mi voluntad te entregas,
sabiendo que, en la entrega, habita tu poder.

Tu cuerpo, paisaje de sensualidad oscura,
se rinde a mis manos, dueño legítimo,
en un juego de cuerdas y libertad,
donde el deseo nos guía, pero nunca una prisión.

¿Por qué desafías las ataduras que te envuelven,
cuando el corazón amarra tu esencia a mi ser?
Porque en la lucha crece la llama de la sumisión,
un pacto sagrado entre tu rebeldía y yo tu dueño.

La bruja en ti se deja seducir por el hechizo,
de sombras, de poder, de caricias y control,
pues sabe que en la entrega hallará mi voz,
un camino donde se funden tormenta y paz.

¿Por qué aceptas el camino de dolor y éxtasis,
del BDSM que debela tu alma sedienta?
Porque en cada nudo, en cada roce y suspiro,
descubres fragmentos ocultos de tu verdad.

Tu partida anticipada duele en la noche oscura,
antes de conocer todo lo que eres y serás,
sumisa, sí, pero dueña de su sumisión no,
eres la diosa envuelta en cadenas y en fuego.

En esta danza de poder y abandono,
tu esencia se revela, sublime y eterna,
eres bruja, eres deseo, eres mi hechizo,
una historia de sombras y luz entrelazadas.

Así, en este pacto oscuro y sagrado,
mi bruja y yo escribimos versos de piel,
donde la rebelión y la entrega se convierten,
en la misma voz, en una sola voluntad.

Heart - "Allies"


Si la fe es ciega
a través de la oscuridad que nos guiará
Porque el espíritu sigue siendo
Con los guardianes de la llama.

Heart - "Allies" (live 1983)


Simbología en BDSM

Simbólico y emotivo que fortalece la conexión entre las partes involucradas, habitualmente una pareja dominante y sumisa. Aquí se explica detalladamente cómo se desarrolla típicamente:

La ceremonia de compromiso BDSM

Este acto puede ser entendido como una declaración de entrega y confianza que no está regulada por leyes externas, sino por el acuerdo y consentimiento individual. El Amo (dominante) y la sumisa expresan públicamente su compromiso mutuo, con palabras que reflejan el crecimiento y la confianza en la relación, y un reconocimiento de la entrega voluntaria de la sumisa al Amo.

Imposición del collar

En la ceremonia se entrega un collar que simboliza la sumisión y el compromiso. El Amo pone el collar en el cuello de la sumisa con un voto de protección, amor y respeto. La sumisa acepta el collar como un símbolo externo de su entrega completa y libre, prometiendo honrar la relación y comunicarse abierta y honestamente.

Entrega de anillos

Se coloca un anillo simbólico que representa el dominio del Amo y el compromiso mutuo, visible para otros pero con un significado íntimo profundo.

Ceremonia de las Rosas

Esta es una ceremonia tradicional basada en el simbolismo:

  • La sumisa sostiene un capullo de rosa blanca (submisión pura y aún no totalmente abierta).
  • El Amo una rosa roja abierta (dominación madura y apasionada).
  • Se pinchan mutuamente los dedos para dejar caer gotas de sangre sobre las rosas, simbolizando la entrega y unión de sus almas a través de un acto de sangre compartida.
  • Una cadena que les une es purificada por el fuego y envuelve a la pareja durante la ceremonia, representando la unión sólida y eterna.
  • Los pétalos mezclados de las rosas se guardan como un símbolo de la mezcla de sus vidas y se conservan incluso después de la muerte como muestra de amor eterno.

Ceremonia de la Cuerda

La sumisa ofrece una cuerda al Amo que significa su lazo de sumisión. Se atan nudos con palabras de compromiso que reflejan control, respeto y placer.

La ceremonia de la esclavitud

En caso de compromiso esclavo-Am@, el ritual es aún más formal y puede incluir presentaciones, interrogatorios y aceptación solemne del servicio y entrega total del sumiso al Amo. La sumisa/esclava ofrece presentes simbólicos (correa, collar con el nombre del Amo, etc.) y recibe símbolos de esclavitud (muñequeras, tobilleras, azotes simbólicos) que representan la restricción de su voluntad a la del Amo. La ceremonia concluye con la aceptación de la nueva posición jerárquica y suele terminar en una celebración conjunta.

La ceremonia de liberación

También existe un rito que marca la finalización del compromiso, donde el sumiso es liberado. Se quitan los símbolos (collar, correa), se queman pétalos con la sangre seca y se pronuncian palabras que disuelven los votos, devolviendo la libertad y control a la persona liberada, culminando así su ciclo dentro de la relación BDSM.

Elementos simbólicos y requerimientos

  • Collares (de consideración, entrenamiento, esclavitud).
  • Anillos.
  • Rosas blanca y roja con espinas y sangre.
  • Cuerda y cadena.
  • Velas (simbolizan cuerpo, mente y espíritu).
  • Cofres para guardar los símbolos.
  • Presentadores, asistentes, padrinos y testigos según la magnitud del ritual.
  • Vestimenta normalmente formal o de época, para dar solemnidad.

Cada ceremonia se personaliza según las preferencias y acuerdos de la pareja, pero siempre enfatiza valores como el consentimiento libre, respeto mutuo, confianza, comunicación y la expresión del amor y entrega entre las partes.

En suma, estas ceremonias son actos simbólicos que reflejan el compromiso emocional y de poder en la dinámica BDSM, fortaleciendo el vínculo con símbolos, votos y rituales específicos que pueden adaptarse o enriquecerse de acuerdo a la pareja y su contexto.

 

Luna en mi corazón.


 

Bruja.

 

Hermoso embrujo que en tu piel resplandece,
diosa oscura, trazos de sombra y de luz,
tu alma no conoce olvido ni quebranto,
tus ojos guardan secretos que el viento niega.

El susurro de tu voz es misterio profundo,
labios que callan enigmas eternos,
amor que se vierte en negra pócima,
vicio dulce que consume el alma y la mente.

En tu cuerpo, piel canela cruzada por llamas,
rosando mi ser con miel de veneno,
tu esencia es néctar que nunca olvido,
fuego que arde con besos de sombra y fuego.

Medusa en majestad que cautiva y domina,
serpientes de ébano ondean en tu cabello,
flores tenebrosas adornan tus cabellos rizados,
tentación que enlaza mis secretos y deseos.

Ansío la caricia de tu piel etérea,
éter y tierra en un abrazo prohibido,
cuerpo de marfil y ébano oscuro,
calor infernal que prende mis sentidos.

Bajo la luna que vela nuestro conjuro,
danzamos en el velo de lo eterno,
tu presencia es una llama divina,
la bruja hermosa que arde sin cesar.

En el eco de tus pasos resuena el tiempo,
mi corazón latente a ritmo de pecado,
en cada encuentro, el destino se quiebra,
y la noche se vuelve nuestra dueña.

Así, entre sombras y besos inciertos,
mi alma queda cautiva y rendida,
bruja de eternos embrujos y memorias,
dueña de mi ser, mi dulce condena.

Lectura para una Sumisa.

 


Una de las funciones a desarrollar en la sumisa es el hábito a la lectura. En este objetivo, pensando en ella y en que sus deseos se hagan realidad quisiera recomendar el libro: La princesa que creía en los cuentos de hadas.

Este cuento narra la historia de una princesa que nació como tal desde niña y que viviría con la seguridad de una vida maravillosa como una reina, simplemente acatando el código real impuesto por dogma a la realeza.

Sin embargo, a lo largo de su vida le suceden contratiempos que no esperaba los cuales dan un giro a la estabilidad emocional de su vida y le hacen crear sentimientos desde angustia y cólera hasta tristeza y melancolía. Todo ello le hace desdoblarse en otra mujer inconformista sin aceptar el sistema impuesto y por eso decide realizar un viaje en busca de su felicidad.

A través de ese viaje fantástico de leyenda -no falto de dificultades y aconsejada por un sabio búho-, recorrerá el Camino de la Verdad, atravesará el Mar de la Emoción, visitará la Tierra de la Ilusión, el Campamento de los Viajeros Perdidos, el País de Es, el lugar de la Memoria y en el Valle de la Perfección irá hacia el Templo de la Verdad donde, al final, terminará por encontrar el Pergamino Perdido. Todo este viaje para hacer realidad su sueño y saber qué es la felicidad y el amor verdadero que ella busca.

Este libro está escrito en un verbo sencillo y sus metáforas sirven a que se identifique la mujer con los personajes y sus historias. Una mujer sumisa antes es mujer y como tal es fácil que dé su amor sin medida hacia los que la rodean sin pensar en ella misma y en sus necesidades y lejos de ser amadas y valoradas se van olvidando de sus propios deseos por la renuncia de esa entrega hacia los demás. Pero se evaporan en su propia identidad desde el amor hasta el sexo y en el apartado de la Dominación/sumisión sin tener tiempo o dedicarse por entero a esa faceta que quieren o desean ya sea probar, descubrir o vivir en muchos de sus aspectos.

Todo esto a la vez crea en la mujer una acción mecánica diaria que le hace caer en la autoestima desconsiderada, lo cual la sumerge en una inseguridad y un temor a no crecer en ella misma –incluso llegando a ser menos preciada, manipulada o utilizada por esa bajo moral-, en sus posibilidades y en esa fuerza de voluntad que hace alcanzable cualquier propósito.

Este libro-cuento es un trabajo para una sumisa en su ayuda –canalizada en D/s-, a crecer en su camino y a encontrarse a sí misma en ese viaje que quiere experimentar y que necesita con sus gustos y deseos en busca de su identidad.

En este viaje no exento de trabas, miedos y ambigüedades es necesario que la sumisa encuentre a su Amo terapeuta con experiencia y que le hable con la voz de su conciencia a través del búho Doc o del defín Dolly que le enseña a nadar en ese mar de dificultades –como puede ser el BDSM-, y que la guíe y la aconseje siempre y sienta su ayuda en los momentos de querer abandonarlo todo y note su apoyo en las ocasiones que la sumisa tenga miedos y temores.

                                 La princesa que creía en los cuentos de hadas

                                                             Marcia Grad

                                             Ediciones Obeslico, Barcelona

Extraída del blog, Disciplina China:   https://disciplinachina.blogspot.com/2012/08/

Implicación.


 

Rojo Sangre.


A ti, mi mariposa negra, susurro en la penumbra,
de encuentros dulces que la noche nos regala,
tu piel canela se funde con el aire tibio,
y un aroma de vainilla envuelve el deseo callado.

Tu cuerpo, esculpido en ébano, sangre y oro,
se desliza entre sombras de leyendas olvidadas,
envuelta en el halo del misterio chino,
eres la Medusa que perpetúa mi alma en roca ferviente.

Cabello rebelde y rizado, destino indómito,
ocultando tu rostro tras la luna y sus secretos,
enredada en la noche que a mi corazón abraza,
mariposa sutil de alas negras y dulzura fatal.

Me invitas a probar tu néctar de amor obscuro,
un veneno dulce que mana de la eternidad,
en cada beso, la promesa de la inmortalidad,
un lazo invisible que ata nuestras almas sin tiempo.

Tu recuerdo, un suspiro que incendia mis venas,
de cuerpos que se unen en la danza silente,
donde el tiempo es un eco perdido, una sombra,
y nuestras formas eternas son fuego que no muere.

Eres la noche, mi mariposa negra, mi misterio,
en el silencio donde solo tus alas baten fuerte,
tesoro oculto en los pliegues de la oscuridad,
guardiana eterna del secreto que somos nosotros.

Perpetúas en mí la roca donde yace mi ser,
eterna Medusa que petrifica mi tormenta,
y en tu abrazo negro se desvanece el miedo,
mariposa negra, dulce dueño de mi espíritu inquieto.

Así quedamos, inmortalizados en unión sagrada,
el tiempo callado, testigo mudo de nuestro encuentro,
dos cuerpos en uno, dos almas en la sombra,
juntos, para siempre, en el eco del amor oscuro.

Cantares

Posición

Para adaptar la posición cucharita en sesiones BDSM con ataduras, se pueden seguir algunas recomendaciones para mantener la comodidad, seguridad y potenciar la dinámica de control y sumisión:

Ataduras en muñecas y tobillos: En la posición de cucharita, la persona que recibe la penetración puede tener las muñecas y tobillos atados con esposas, cuerdas o correas para restringir el movimiento sin dificultar la comodidad ni causar dolor innecesario.

1.- Uso de almohadas o cojines: Colocar cojines debajo de las rodillas o entre las piernas puede ayudar a elevar ligeramente y mejorar el ángulo de penetración, además de brindar soporte y comodidad durante la inmovilización.

2.- Flexión de piernas: La persona penetrada puede levantar ligeramente la pierna superior para facilitar la penetración, mientras la pareja dominante controla la intensidad y ritmo.

3.- Sujeción de piernas: La pareja dominante puede sujetar o controlar la pierna de la persona sumisa para mantener el control y estabilidad durante la sesión.

4.- Garantizar respiración y circulación: Es importante que las ataduras no sean demasiado apretadas para evitar incomodidad, problemas circulatorios o dificultad para respirar, y mantener comunicación constante.

5.- Incorporar vendas o antifaz: Para aumentar la sensación de sumisión y vulnerabilidad, se puede agregar un antifaz o venda en los ojos, mejorando la experiencia sensorial.

En general, la posición cucharita adaptada con ataduras combina intimidad y control, permitiendo una penetración cómoda y segura mientras se mantiene el juego de poder característico del BDSM.