Mariposa Negra
Mis Memorias.
El más hermoso suplicio que se puede tener en una sesión, en donde el Dom, se convierte en un siervo y la sumisa en una diosa de amor, a la cual se le rinde culto que cualquier dama mortal desearía estar ahí.
El gusto por el BDSM
Explorar el BDSM para mí es sumergirme en un mundo donde el
poder y la entrega se sienten en cada fibra del cuerpo. Cuando ato a mi mariposa,
las cuerdas y cadenas aprietan su piel, marcando su cuerpo con suaves marcas
que arden, pero que también despiertan un placer profundo. Siento el calor de
su piel, la tensión de sus músculos cuando intenta moverse y solo encuentra
resistencia; su cuerpo se rinde y eso aumenta su vulnerabilidad, que a la vez
es belleza pura.
La inmovilización de su cuerpo desnudo me ofrece un
espectáculo intenso: su respiración se vuelve irregular, con jadeos que se
escapan entre sus labios, mientras sus ojos me imploran sin palabras. Al
privarla de la vista o del sonido, sus otros sentidos se agudizan. Su piel se
vuelve un mapa sensible donde cada caricia, cada toque o mordisco despierta
electricidad. La ausencia de estímulos habituales la vuelve aún más receptiva,
y el placer se convierte en fuego que se expande desde su piel hasta el alma.
Como dominante, guío cada momento con firmeza y control. La
excitación crece en mí al ver cómo su cuerpo se estremece de deseo y cómo el
orgasmo estalla en ella, a pesar de su inmovilidad. La sensación de tenerla
completamente entregada, sin que pueda reaccionar con movimientos, pero sí con
sus respuestas involuntarias—el arqueo, los suspiros, la humedad que emerge—es
una experiencia que alimenta mi sensibilidad y mi adicción a este juego.
Cuando le dejo usar las herramientas de seguridad para
liberarse, siento el peso de la confianza entre nosotros. Esa mezcla de control
y cuidado crea un vínculo que va más allá de lo físico. Capturo esos instantes
en mi mente, porque sé que son expresiones auténticas de nuestra pasión y
entrega. Cada vez que terminamos, ella no solo pide más, sino que ruega porque
sabe que juntos hemos cruzado un umbral donde el deseo y el poder se confunden.
Este estilo de vida es para nosotros un laboratorio de sensaciones y emociones, donde cada técnica aprendida o idea intercambiada se convierte en una nueva oportunidad para explorar el límite entre el dolor, el placer, el dominio y la entrega absoluta.
Cuerdas en tu cuerpo.
El cuerpo desnudo emerge en la oscuridad como un espectro de
ébano nocturno, una muñeca tallada en sombras que intimida sin voz ni súplica.
La penumbra envuelve cada curva, y mis manos rozan tu piel como un viento frío
que promete incendio. En el silencio, la presencia se vuelve dominio, y cada
caricia es un acto de conquista y reverencia, haber conocido la fragilidad y la
fuerza del instante.
Tendida en el lecho del rey, el mundo se reduce al roce
hondo de cuerdas que aprietan, que liberan, que susurran secretos antiguos. Son
las ataduras de una libertad nueva, no impuesta sino conquistada en el juego
sutil entre sumisión y poder. Cada nudo enredado es una promesa, un pacto
silencioso que somete no la voluntad, sino a la ansiedad de entregarse a deseos
que se ocultan tras el velo de la noche.
Con la piel bañada en sombras, conozco los placeres
prohibidos que tu naturaleza oculta, mujer de secretos sin nombre. No es la
mera carne lo que despiertan mis dedos, sino la esencia profunda donde se
funden el miedo y el deseo, lo dulce y lo oscuro. Es un rito antiguo, un
despertar silencioso que escapa a la razón y se adentra en la pasión pura, la
que no pide permiso ni perdón.
Las cuerdas son dulces, no cadenas. Son hilos tejidos con la
ternura de lo silenciado, enlazan nuestros cuerpos y almas en un abrazo donde
el dolor se transmuta en placer, el sometimiento en entrega. En ese tejido
sagrado, los suspiros rompen la quietud y el tiempo se dobla para revelarnos
que la verdadera libertad nace en la aceptación del deseo profundo, sin máscara
ni engaño.
Besos vertiginosos sellan el pacto nocturno, y en el eco de
la penumbra renacemos. No es solo carne la que se une, sino la voluntad de ser
otro, de desvanecernos para encontrar en la rendición el fuego que mantiene
encendido el alma. Este renacer no es olvido ni muerte, sino la promesa de una
nueva vida, de un destino compartido que surge de la oscuridad hirviente.
La muñeca de ébano nocturno no teme su propia sombra ni la
del otro, porque sabe que solo en la oscuridad cobra sentido su nombre. Somos
amantes y sacerdotes de un rito secreto, adviniendo del silencio y la sombra,
sosteniendo el eco de un gemido que se multiplica en lo infinito, un lenguaje
sin palabras que solo el cuerpo entiende.
En esa danza de sombras, cada roce despliega senderos
ocultos, un mapa donde el placer y la voluntad se cruzan. Entre nudos y
suspiros, entre estremecimientos y silencios, aprendemos el arte sagrado de la
entrega: no como renuncia, sino como conquista del propio ser a través del
otro, en un espiral de intensidades que no conoce fin.
Renacer contigo es abrazar lo desconocido, lo inexplicable,
la belleza oscura que crece en el abismo de la noche. En ese nuevo alba, la
libertad se viste de caricias, y la sombra, que una vez intimidó, ahora es
refugio y hogar. Juntos, atados y libres, comenzamos una vida que solo el
placer y la entrega pueden escribir.
El control
Dentro del debate sobre quién tiene el control real en una
sesión BDSM, las diferentes perspectivas reflejan la complejidad de la dinámica
de poder consensuada.
Algunas fuentes indican que la sumisa tiene en última
instancia el control porque es quien establece los límites, negocia previamente
y tiene la palabra de seguridad para detener o modular la sesión. Esto implica
que la sesión siempre debe ajustarse a sus fantasías y consentimiento, garantizando
su seguridad y bienestar. Por eso, aunque el dominante ejerce control durante
la sesión, este control está condicionado y limitado por el acuerdo y el
consentimiento de la sumisa.
En cambio, otras personas afirman que el dominante debe
tener el control activo y progresivo de la sesión, pues su rol es guiar y
adaptar las fantasías de la sumisa conforme a su voluntad dentro del marco
acordado. Aquí el dominio se ejerce con responsabilidad y respeto, pero implica
que el dominante es quien lleva la iniciativa y conduce la experiencia.
Finalmente, existe una interpretación que ve la relación
como una creación conjunta donde ambos están al servicio de la sesión y de la
experiencia mutua, una danza consensuada de poder y entrega que se fundamenta
en la confianza y en la complicidad activa de ambos participantes. Esta
perspectiva trasciende la idea de control unilateral para enfocarse en la
conexión y el disfrute compartido.
Para terminar, en el BDSM el control es un concepto flexible
y consensuado. La sumisa tiene el control final sobre lo que acepta y sus
límites, el dominante dirige y maneja la sesión con ese consentimiento, y ambos
contribuyen para crear una experiencia que les envuelve y satisface a los dos.
Así, el control se reparte y se negocia según la dinámica, propósito y
confianza específica de cada relación o sesión.
Mi Cruz
La Cruz de San Andrés se usa en escenas de BDSM
principalmente para bondage, inmovilizando a la sumisa en una posición fija y
expuesta que facilita el control y dominación física y emocional. Aquí se
detallan los usos típicos:
Posicionamiento y fijación: La persona sumisa se ata con las
manos y los pies asegurados a los cuatro extremos de la cruz en forma de
"X", lo que impide el movimiento y deja el torso y las extremidades
extendidos y accesibles. Se utilizan cuerdas, esposas o correas resistentes
para fijar cada punto, asegurando seguridad y comodidad dentro de los límites
consensuados.
Escenas de dominación y sumisión: Con la sumisa
inmovilizada, el dominante puede aplicar diversos estímulos como caricias,
golpes controlados (spanking), uso de juguetes eróticos, o incluso juegos
psicológicos basados en la entrega y vulnerabilidad del sometido.
Variantes y accesorios: En algunas escenas, la cruz puede
colocarse en ángulos diferentes, o usarse junto con capuchas, mordazas, o
dispositivos sensoriales para aumentar la sensación de sumisión y control.
También puede permitir posturas que expongan zonas erógenas específicas para
juegos sensitivos o de placer/dolor.
Seguridad y comunicación: Es fundamental que la fijación sea
firme pero no lesiva, con la posibilidad de liberar rápidamente ante señales de
incomodidad. La Cruz de San Andrés potencia la dinámica de confianza en BDSM,
por lo que la comunicación clara y consensuada es indispensable durante toda la
escena.
La Cruz de San Andrés se usa para inmovilizar a la sumisa de
forma segura en una escena BDSM, permitiendo al dominante acceso completo para
juegos de dominación, bondage, castigo, o estimulación, siempre en un marco
consensuado y seguro.
Improvisando.
Evening Falls
Mientras camino por la habitación
Allí delante de mí, hay una sombra
De otro mundo
Donde ningún otro puede seguir.
Idea musical : Enya
Ninfa
Mi gran diosa Tetis,
sumergida en el abismo de mis deseos,
tu presencia me envuelve en un abrazo líquido,
una ninfa de ébano ante el espejo infinito del mar.
Nereida dueña de la marea que inunda mi pecho,
tu melena serpentea, negra y rizada, indómita,
como tu moral rebelde que desafía las corrientes,
arrastras conmigo en un vaivén de pasión antigua.
Galatea, esculpida por la caricia del tiempo y la espuma,
invito a mi alma a entrar en tu secreto más hondo,
en agua que fluye entre mis dedos y te dibuja,
envolviendo cada latido en la carne del deseo.
Náyade de dulce sumisión,
nadando en tus placeres hallo mi origen,
un corazón que late al ritmo de tus olas,
en una entrega líquida, profunda y sin retorno.
Sirena que canta con voz dulce y sensible,
curvas que desafían el silencio convocado,
turgentes senos libres que invitan al amor,
melodías que son promesas y cadenas invisibles.
Nesea, piel húmeda, desnuda, tibieza que atiende,
tu abrazo disuelve mis inseguridades más hondas,
bruja que emerge eterna de aguas juveniles,
radiante salvación en mi noche marinas.
Diosa marina, sol de abismos y renacimientos,
cada sorbo de tu néctar, un rito de juventud,
memoria indeleble en mi alma que bebe,
el misterio infinito de otras Nereidas.
En este vasto océano donde sucumbo y renazco,
tu nombre es mi ancla y mi deriva,
en la oscuridad líquida, eres tú, la que me sostiene,
mi gran diosa Tetis, la que amaré eternamente.
Duelo
El duelo de una sumisa cuando se va su Amo en una relación
BDSM es una experiencia emocional intensa y profundamente personal. La sumisa,
quien ha entregado su confianza, obediencia y parte de su identidad a través
del rol, puede sentir un vacío abismal que trasciende la simple pérdida de una
pareja convencional, pues en ella desaparece también el vínculo de poder,
protección y guía que constituía la base de su entrega y seguridad.
Durante este duelo, la sumisa puede experimentar una mezcla
compleja de tristeza, sensación de abandono, confusión y desorientación, ya que
pierde no solo al Amo, sino también el marco seguro y estructurado que definía
su cotidianidad y bienestar emocional. La separación puede provocar
sentimientos de vulnerabilidad y desarraigo, pues la sumisión no es solo
obedecer, sino un acto profundo de entrega y confianza en la protección y
liderazgo del Amo.
Además, la sumisa puede reflexionar sobre su autonomía,
enfrentando el reto de reencontrarse fuera de la dinámica D/s y reconstruir su
identidad más allá del rol sumiso. Es habitual también un periodo de adaptación
en el que la sumisa debe aprender a valerse por sí misma emocionalmente, sin la
guía ni el cuidado del Amo, lo que puede incluir duelo, autoexploración y
crecimiento personal.
La superación del duelo implica, para muchas sumisas, un
balance entre el respeto por la relación y su fin, la aceptación de sus propios
sentimientos y la búsqueda de apoyo, ya sea mediante amistades dentro del BDSM
o terapia si es necesario. Reconocer que la relación era consensuada y que
ambos tenían autonomía ayuda a aliviar sentimientos de culpa o fracaso. En
definitiva, el duelo de la sumisa es un proceso donde se mezclan la pérdida
afectiva, la reestructuración de su identidad y la búsqueda de un nuevo
equilibrio personal tras la despedida del Amo.
7 pecados capitales
Por que?
Heart - "Allies"
Si la fe es ciega
a través de la oscuridad que nos guiará
Porque el espíritu sigue siendo
Con los guardianes de la llama.
Heart - "Allies" (live 1983)
Simbología en BDSM
Simbólico y emotivo que fortalece la conexión entre las
partes involucradas, habitualmente una pareja dominante y sumisa. Aquí se
explica detalladamente cómo se desarrolla típicamente:
La ceremonia de compromiso BDSM
Este acto puede ser entendido como una declaración de
entrega y confianza que no está regulada por leyes externas, sino por el
acuerdo y consentimiento individual. El Amo (dominante) y la sumisa expresan
públicamente su compromiso mutuo, con palabras que reflejan el crecimiento y la
confianza en la relación, y un reconocimiento de la entrega voluntaria de la
sumisa al Amo.
Imposición del collar
En la ceremonia se entrega un collar que simboliza la
sumisión y el compromiso. El Amo pone el collar en el cuello de la sumisa con
un voto de protección, amor y respeto. La sumisa acepta el collar como un
símbolo externo de su entrega completa y libre, prometiendo honrar la relación
y comunicarse abierta y honestamente.
Entrega de anillos
Se coloca un anillo simbólico que representa el dominio del
Amo y el compromiso mutuo, visible para otros pero con un significado íntimo
profundo.
Ceremonia de las Rosas
Esta es una ceremonia tradicional basada en el simbolismo:
- La
sumisa sostiene un capullo de rosa blanca (submisión pura y aún no
totalmente abierta).
- El
Amo una rosa roja abierta (dominación madura y apasionada).
- Se
pinchan mutuamente los dedos para dejar caer gotas de sangre sobre las
rosas, simbolizando la entrega y unión de sus almas a través de un acto de
sangre compartida.
- Una
cadena que les une es purificada por el fuego y envuelve a la pareja
durante la ceremonia, representando la unión sólida y eterna.
- Los
pétalos mezclados de las rosas se guardan como un símbolo de la mezcla de
sus vidas y se conservan incluso después de la muerte como muestra de amor
eterno.
Ceremonia de la Cuerda
La sumisa ofrece una cuerda al Amo que significa su lazo de
sumisión. Se atan nudos con palabras de compromiso que reflejan control,
respeto y placer.
La ceremonia de la esclavitud
En caso de compromiso esclavo-Am@, el ritual es aún más
formal y puede incluir presentaciones, interrogatorios y aceptación solemne del
servicio y entrega total del sumiso al Amo. La sumisa/esclava ofrece presentes
simbólicos (correa, collar con el nombre del Amo, etc.) y recibe símbolos de
esclavitud (muñequeras, tobilleras, azotes simbólicos) que representan la
restricción de su voluntad a la del Amo. La ceremonia concluye con la
aceptación de la nueva posición jerárquica y suele terminar en una celebración
conjunta.
La ceremonia de liberación
También existe un rito que marca la finalización del
compromiso, donde el sumiso es liberado. Se quitan los símbolos (collar,
correa), se queman pétalos con la sangre seca y se pronuncian palabras que
disuelven los votos, devolviendo la libertad y control a la persona liberada,
culminando así su ciclo dentro de la relación BDSM.
Elementos simbólicos y requerimientos
- Collares
(de consideración, entrenamiento, esclavitud).
- Anillos.
- Rosas
blanca y roja con espinas y sangre.
- Cuerda
y cadena.
- Velas
(simbolizan cuerpo, mente y espíritu).
- Cofres
para guardar los símbolos.
- Presentadores,
asistentes, padrinos y testigos según la magnitud del ritual.
- Vestimenta
normalmente formal o de época, para dar solemnidad.
Cada ceremonia se personaliza según las preferencias y
acuerdos de la pareja, pero siempre enfatiza valores como el consentimiento
libre, respeto mutuo, confianza, comunicación y la expresión del amor y entrega
entre las partes.
En suma, estas ceremonias son actos simbólicos que reflejan
el compromiso emocional y de poder en la dinámica BDSM, fortaleciendo el
vínculo con símbolos, votos y rituales específicos que pueden adaptarse o
enriquecerse de acuerdo a la pareja y su contexto.
Bruja.
Lectura para una Sumisa.
Una de las funciones a desarrollar en la sumisa es el hábito
a la lectura. En este objetivo, pensando en ella y en que sus deseos se hagan
realidad quisiera recomendar el libro: La princesa que creía en los
cuentos de hadas.
Este cuento narra la historia de una princesa que nació como
tal desde niña y que viviría con la seguridad de una vida maravillosa como una
reina, simplemente acatando el código real impuesto por dogma a la realeza.
Sin embargo, a lo largo de su vida le suceden contratiempos
que no esperaba los cuales dan un giro a la estabilidad emocional de su
vida y le hacen crear sentimientos desde angustia y cólera hasta tristeza y
melancolía. Todo ello le hace desdoblarse en otra mujer inconformista sin
aceptar el sistema impuesto y por eso decide realizar un viaje en busca de su
felicidad.
A través de ese viaje fantástico de leyenda -no falto de
dificultades y aconsejada por un sabio búho-, recorrerá el Camino de la Verdad,
atravesará el Mar de la Emoción, visitará la Tierra de la Ilusión, el
Campamento de los Viajeros Perdidos, el País de Es, el lugar de la Memoria y en
el Valle de la Perfección irá hacia el Templo de la Verdad donde, al final,
terminará por encontrar el Pergamino Perdido. Todo este viaje para hacer
realidad su sueño y saber qué es la felicidad y el amor verdadero que ella busca.
Este libro está escrito en un verbo sencillo y sus metáforas
sirven a que se identifique la mujer con los personajes y sus historias. Una
mujer sumisa antes es mujer y como tal es fácil que dé su amor sin medida hacia
los que la rodean sin pensar en ella misma y en sus necesidades y lejos de ser
amadas y valoradas se van olvidando de sus propios deseos por la renuncia de
esa entrega hacia los demás. Pero se evaporan en su propia identidad desde el
amor hasta el sexo y en el apartado de la Dominación/sumisión sin tener tiempo
o dedicarse por entero a esa faceta que quieren o desean ya sea probar,
descubrir o vivir en muchos de sus aspectos.
Todo esto a la vez crea en la mujer una acción mecánica
diaria que le hace caer en la autoestima desconsiderada, lo cual la sumerge en
una inseguridad y un temor a no crecer en ella misma –incluso llegando a ser
menos preciada, manipulada o utilizada por esa bajo moral-, en sus
posibilidades y en esa fuerza de voluntad que hace alcanzable cualquier
propósito.
Este libro-cuento es un trabajo para una sumisa en su ayuda
–canalizada en D/s-, a crecer en su camino y a encontrarse a sí misma en ese
viaje que quiere experimentar y que necesita con sus gustos y deseos en busca
de su identidad.
En este viaje no exento de trabas, miedos y ambigüedades es necesario que la sumisa encuentre a su Amo terapeuta con experiencia y que le hable con la voz de su conciencia a través del búho Doc o del defín Dolly que le enseña a nadar en ese mar de dificultades –como puede ser el BDSM-, y que la guíe y la aconseje siempre y sienta su ayuda en los momentos de querer abandonarlo todo y note su apoyo en las ocasiones que la sumisa tenga miedos y temores.
La princesa que
creía en los cuentos de hadas
Marcia Grad
Ediciones Obeslico, Barcelona
Rojo Sangre.
Posición
Para adaptar la posición cucharita en sesiones BDSM con
ataduras, se pueden seguir algunas recomendaciones para mantener la comodidad,
seguridad y potenciar la dinámica de control y sumisión:
Ataduras en muñecas y tobillos: En la posición de cucharita, la persona que recibe la penetración puede tener las muñecas y tobillos atados con esposas, cuerdas o correas para restringir el movimiento sin dificultar la comodidad ni causar dolor innecesario.
1.- Uso de almohadas o cojines: Colocar cojines debajo de las rodillas o entre las piernas puede ayudar a elevar ligeramente y mejorar el ángulo de penetración, además de brindar soporte y comodidad durante la inmovilización.
2.- Flexión de piernas: La persona penetrada puede levantar ligeramente la pierna superior para facilitar la penetración, mientras la pareja dominante controla la intensidad y ritmo.
3.- Sujeción de piernas: La pareja dominante puede sujetar o controlar la pierna de la persona sumisa para mantener el control y estabilidad durante la sesión.
4.- Garantizar respiración y circulación: Es importante que las ataduras no sean demasiado apretadas para evitar incomodidad, problemas circulatorios o dificultad para respirar, y mantener comunicación constante.
5.- Incorporar vendas o antifaz: Para aumentar la sensación de sumisión y vulnerabilidad, se puede agregar un antifaz o venda en los ojos, mejorando la experiencia sensorial.
En general, la posición cucharita adaptada con ataduras
combina intimidad y control, permitiendo una penetración cómoda y segura
mientras se mantiene el juego de poder característico del BDSM.




























