Mis Memorias.




- Si tu no eres libre de elegir mal y de manera irresponsable, no eres libre del todo. -

Jacob Hornberger



Ya después de haber besado todo su cuerpo, di media vuelta y me retire de ahí a donde estaba la silla, con la que anteriormente había usado para sentarme, ahí estuve varios minutos… observando su cuerpo desnudo, de pronto pose mis ojos en sus ojos, observándonos fijamente, sin palabras ni movimiento, tan solo esa mirada chispeante, desafiante, no sé, solo sé que nunca olvidare esa mira de suplicio, rogando por mas, pidiendo que siguiera haciendo con ella lo que se me venga en gana, di media vuelta y fui a donde tenía mi equipo, de ahí tome otra cuerda de algodón y unos googles negros, Salí del pequeño closet y me dirigí a donde ella estaba, deje la cuerda a un lado de ella y alce su cabeza para colocar con mucho cuidado los googles, ya que estos eran fácil de enredarse en su risada cabellera. Ya con los googles en su cabeza, hice que estos cubrieran perfectamente sus ojos, pues la idea era esa, que ella no pudiera ver nada de lo que estaba a punto de hacer.


Tome la cuerda que ya había traído y con fuerza sujete sus manos atadas y pase la cuerda doble de algodón entre ellas, después las jale en dirección a su vientre, así que me recorrí a donde estaba sus pies atados, los tome con mis manos y los doble de igual forma hacia su vientre, ahí pase la misma cuerda doble entre la atadura que tenían sus tobillos y jale con mucha fuerza hasta que pies y manos quedaron juntas, ya en esta posición pase una y otra y otra vez la cuerda ente las ataduras de sus manos y pies anudando fuertemente y con firmeza, durante este tiempo ella no dejaba de gemir, de nueva cuenta la tenía ahí atada y sumisa, lista para hacer de ella lo que a mí me plazca, di dos pasos hacia atrás para mirarla un par de minutos, y la verdad es que en la posición, en que ella quedo es una de las más hermosas dentro del bondage, esta posiciones es una de mis favoritas, después de un rato me acerque  a ella y la tome de las piernas, la gire y le di exactamente diez nalgadas firmemente aplicadas, ella no dejaba de moverse, tratando de que cada nalgada no callera en el mismo lugar, pero fue en vano, ella rompió en llanto, volví a dar un paso hacia atrás y di media vuelta, camine hacia la puerta de la recamara y Salí de ahí, la deje recostada en la cama, atada… llorando.




No hay comentarios.: