Restricción.

La restricción en BDSM es una práctica que consiste en limitar parcial o totalmente la movilidad del cuerpo de una persona durante una sesión consensuada. Forma parte de la “B” de BDSM, que significa Bondage, y puede realizarse con diferentes herramientas y técnicas para generar sensaciones de control, dependencia y placer erótico. La restricción no solo implica inmovilizar, sino también potenciar la dinámica de dominación y sumisión entre las personas involucradas, siempre con consentimiento y respeto por los límites establecidos.

¿Qué es la restricción en BDSM?

La restricción implica el uso de dispositivos o técnicas para atar, sujetar o limitar el movimiento del cuerpo. Puede ser una forma de juego que intensifica el placer sexual al aumentar la vulnerabilidad y la entrega de la persona sumisa. Esta práctica está basada en la confianza, comunicación previa y respeto por el consentimiento de todas las partes.

¿Cómo se practica?

Se utiliza una variedad de elementos como esposas, cuerdas, correas, arneses, barras de esparcidor y otros dispositivos para inmovilizar partes del cuerpo como muñecas, tobillos o torso. Antes de comenzar, se establecen límites claros y una palabra o señal de seguridad para detener la actividad si es necesario. La restricción debe ser cómoda y segura para evitar daños físicos, y siempre es importante que la persona restringida pueda comunicarse.

Algunos pasos básicos son:

  • Ajustar los elementos sin que causen dolor o daño.
  • Confirmar que la persona se siente segura.
  • Usar la palabra o señal de seguridad acordada.
  • Supervisar constantemente durante la restricción para prevenir cualquier problema.

Tipos de restricción BDSM

Estas prácticas, además de la restricción física, suelen acompañarse de roles de dominación y sumisión, dinámicas de disciplina, juegos de poder y otras formas de interacción consensuada.

En si, la restricción en BDSM es una forma de juego erótico que juega con la inmovilización válida y segura del cuerpo para intensificar el placer y negociar dinámicas de poder, siempre bajo los principios de consentimiento informado, respeto y comunicación clara.