Ideas para castigar a tu sumisa (Cómo castigar: Parte 1)

 

 

Una de las características básicas de las relaciones Dominación/sumisión es que existe una disciplina que impone el Dominante, es decir, un conjunto de reglas que la sumisa debe cumplir. Como no hay nadie perfecto, es inevitable que de tanto en tanto la sumisa infrinja alguna de las reglas, y es entonces cuando su Amo debe castigarle. Y, aunque los castigos no sean del agrado de ninguno, el Amo no puede ser negligente en su obligación de impartirlos, porque si no la castiga, o lo hace mal, su sumisa podría sentir que su Amo la descuida, que no se toma suficientemente en serio su rol o, simplemente, que es un mal Dominante.

Para que el castigo cumpla su finalidad hay una serie de requisitos que se deben cumplir:

El castigo debe tener un motivo

El objetivo principal de cualquier castigo es que la sumisa aprenda de él. El Amo castiga para desalentar la conducta errónea, y para asegurarse de que la sumisa aprecia plenamente su papel en la relación. Una sumisa siempre debe saber por qué se le castiga.

De hecho, un buen protocolo es decirle a la sumisa de antemano: "El castigo es porque..." o preguntarle: "¿Por qué te has ganado un castigo?" Esto hace que la atención la centre en el comportamiento que debe cambiar, y a la vez deja claro que lo que no le gusta a su Amo es su comportamiento, y no ella misma.

Por tanto, no utilices los castigos sorpresa: tu sumisa podría ni saber lo que hizo mal (el motivo del castigo). Si no lo sabe, explícaselo antes. Y dale siempre la oportunidad de explicar su error.

El castigo debe ser proporcional a la falta

Que la sumisa incumpla una regla siempre debe resultar en un castigo. Pero la severidad del castigo debe estar determinada por la gravedad de la falta. Por ejemplo, si una sumisa tarda media hora en responder a un mensaje de su Amo, posiblemente una azotaina intensa sea demasiado. Pero si llega media hora tarde a una cita con su Amo porque estaba tomando café con las amigas y se ha descuidado, entonces posiblemente un castigo corporal sea adecuado.

El castigo debe ser consistente

Si castigas a tu sumisa por una falta, siempre que cometa esa falta de nuevo debes castigarla otra vez. Y siempre con un castigo similar o equivalente cada vez. Si la castigas unas veces sí y otras no, o si el castigo es diferente cada vez confundirás a tu sumisa y no conseguirás el objetivo de corregir la conducta.

El castigo no debe ser demasiado suave

Para una sumisa no hay nada peor que sentir que ha fallado a su Amo y que se merece un castigo serio por ello, y acabar despachada con una palmadita en el culo o sin castigo ninguno. Sentirá abandono, que a su Amo ella no le importa mucho, que su Amo no se toma en serio sus responsabilidades o que la descuida.

Muchos Dominantes nuevos en el BDSM se reprimen porque temen pasarse o ir demasiado lejos, especialmente si su sumisa empieza a llorar. Si es tu caso, no te reprimas. Para evitar que te pases o vayas demasiado lejos está la palabra de seguridad. Tu sumisa la utilizará si es el castigo es demasiado doloroso física, emocional o mentalmente.

El castigo debe aplicarse en tiempo

El castigo debe aplicarse inmediatamente después (en la medida de lo posible) de que la sumisa cometa su falta. El objetivo del castigo es corregir ese mal comportamiento, y todo lo que sea dejar pasar un día o más antes de castigarla hace que el castigo deje de ser efectivo como medida disuasoria. Y, además, de nuevo la sumisa sentirá que su Amo la descuida, que no se toma suficientemente en serio su rol o, simplemente, que es un mal Dominante.

Deja las malas emociones de lado

Los castigos forman parte de la dinámica D/s que has elegido libremente. Por tanto, si eres sumisa, tener malos sentimientos hacia tu Amo cuando te castiga no tiene cabida. Si tienes algo pendiente que aclarar con él, hazlo (desde tu posición de sumisa o con una meta-conversación), pero los malos sentimientos no tienen cabida aquí.

Por la otra parte, si eres Dominante, no castigues a tu sumisa por un comportamiento externo a la dinámica D/s que tenéis establecida. Para todo lo que no sea parte de esa dinámica, tu sumisa es una persona libre que puede hacer lo que quiera, y tú no tienes derecho a castigarla por ello. Si te ha disgustado algo que ella ha hecho fuera de esa dinámica, háblalo con ella y ventílalo fuera de la relación D/s.


Fuente: https://domsubliving.com/punish-sub-effectively/

Escorpio Dom, 13 de mayo de 2021

RosazulBDSM

Pereza

 

  




Hay veces que la pereza
convierte en pura tristeza
y siendo clara la pereza
confunde a cualquier presa.

Es difícil su certeza
pues al llevarse por ella
se vuelve a la crudeza
plena y llena de ella.

Quien pudiera ser pereza....
sin tener nunca la pereza ....
y convertir la tristeza
en pura belleza.


Autoría: Ana Antón

Limp Bizkit - Behind Blue Eyes

  ¿Quién sabe lo que es un hombre?

¿Quién puede ver lo que eres en realidad?

¿Quién puede ver atreves de tus ojos?

Si estoy triste…

Si soy bueno o malo…

Si en realidad sufro…

O que tan marchito de alma estoy.

Idea Musical: Pete Townshend.


Protocolor II

  


 

Algunos errores frecuentes respecto  del Protocolo.

El Protocolo existe porque existen las relaciones entre practicantes del BDSM. Es necesario para la buena armonía y convivencia de quienes se relacionan.

Creo que debemos tener en cuenta, ante todo, a quién afecta el Protocolo. Un error muy común es pensar que el Protocolo solo se aplica cuando se trata de actividades organizadas que congregan a un amplio número de practicantes del BDSM. Unas pautas de comportamiento en una relación Amo – sumisa ya forman en su conjunto un Protocolo. Incorporar a una tercera persona a ese vínculo o relación implica necesariamente explicar cómo se manifiestan los roles en dicho vínculo. Es verdad que, donde se hace público y manifiesto el Protocolo es en las Organizaciones, locales con espacios acondicionados para BDSM y aquellos eventos puntuales para el encuentro y desarrollo de algunas prácticas. Cada uno de estos casos puede tener especificidades, aunque la mayor parte de sus normas son comunes.

Otro error muy frecuente es pensar que el Protocolo solo se refiere a cómo debe comportarse una sumisa o esclava frente a su Amo, y por indicación de éste a otros Dominantes y sumisas. Se olvidan que el Protocolo también debe ser seguido y respetado por los Dominantes (la falsa idea del Amo “dios”) en relación a su sumisa y esclava, en la relación con otros Dominantes y para con otras sumisas.

Una generalización que también da lugar a errores frecuentes, es pensar que el Protocolo solamente se extiende a aspectos como el código de vestuario, un argot específico, uso de instalaciones o aplicar las normas sólo en el momento del desarrollo de una sesión o juego BDSM.

Para terminar con la descripción de situaciones que considero erróneas, otra que se da con suma frecuencia es la que considera que el Protocolo se aplica sólo con quien ha dado muestras suficientes de merecerlo. Como forma de comunicación, el Protocolo revela mucha información: apariencia externa, estética, saber estar, carácter del rol y experiencia.

 

Los cuasi Dogmas del BDSM.

El Protocolo existe porque el BDSM incide, afecta y altera al estado físico y emocional de quienes lo practican. En cualquiera de sus variantes, el BDSM desarrolla relaciones asimétricas: Una persona inmoviliza - otra queda inmovilizada; una persona ejerce autoridad y poder - otra obedece; una persona infringe dolor y humillación - otra lo experimenta.

En un nivel superior, inviolable por describirlo de algún modo y que pudiéramos considerarlas como dogmas están un conjunto de valores que giran sobre los conceptos “Seguro, Sensato y Consensuado” (acrónimo SSC); y “Riesgo Asumido y Consensuado para la práctica Sexual Alternativa” (acrónimo RACSA o RACK). Esta terminología conceptual, tantas veces citada y redefinida en cualquier espacio virtual o físico de BDSM, trata de garantizar que entre los participantes quedan consensuadas las prácticas, las formas de comunicación y mecanismos de seguridad, los límites y alcance de dichas prácticas; y que el proceso de recuperación o cuidado que se requiere y que cualquier alteración negativa física y emocional quedará adecuadamente reestablecida (puedes consultar este el artículo Protocolos de sesión en el BDSM sobre los protocolos de sesión).

Otro conjunto de valores está destinados a identificar las actitudes y aptitudes que deben identificar los roles superior e inferior en estas relaciones asimétricas. Básicamente es responder a dos preguntas: ¿Qué se espera de un Dominante?, ¿qué se espera de un sumiso? Aquí el Protocolo es más díscolo y difícil de precisar, porque cada Comunidad BDSM acentúa unas cualidades o unos rasgos en detrimento de otros, buscando una mayor adaptabilidad para el conjunto de personas que congrega (por ejemplo, las sociedades hispanas han enfatizado mucho en aquellos valores que identifican claramente al BDSM fuera de toda sospecha relacionada con el predominio del hombre sobre la mujer y situaciones de abuso sexual). Pero todas las Comunidades tienen en común que describen las características del comportamiento esperadas en ambos roles y el alcance de las respectivas responsabilidades y obligaciones de todos los practicantes según sea su rol. Están muy difundidas las 10 reglas para Dominantes y las 10 reglas para sumisas: paciente, humilde, mente abierta, comunicativo, honesto, sensible, dominante/sumiso, realista, cuerpo sano, y diviértete.

Fuente: El protocolo BDSM - Gabrel - Publicado por Cuadernos de BDSM - nº 4 de 2008

Publicado en Rosazul BDSM el 8 de junio de 2018


La ira

   


Ira y amor están dentro en el pecho
y cada cual me causa un mal extraño;
el amor fue principio del engaño;
después, del mismo amor nació el despecho.

Deseo aborrecer por mi provecho,
visto que del amor me viene el daño;
mas no basta la ira en mal tamaño
el nudo deshacer que amor ha hecho.

Ira me mueve a ser vuestro enemigo
y muéstrame razón por que lo sea;
mas ¿qué vale, si amor a amar me tira?

Y así mientras los dos tratan conmigo,
es fuerza que la triste alma se vea,
siendo esclavo de amor, sujeto de ira.

Autoría de: Gutierre de Cetina

El protocolo BDSM

  

 


En el BDSM existe un conjunto de normas razonables y sensatas que determinan cómo deben ser nuestras conductas, comportamientos y relación con otras personas, a su vez saber qué podemos esperar de los demás. Es lo que se denomina Protocolo.

Introducción ( I )

No se discute que en el BDSM existe un conjunto de normas razonables y sensatas que determinan cómo deben ser nuestras conductas, comportamientos y relación con otras personas, a su vez saber qué podemos esperar de los demás. Básicamente es lo que podríamos denominar Protocolo. En el Diccionario multilingüe de BDSM de Bartomeu Doménech (Ed. Bellaterra 2004) se define como “conjunto de reglas que hay que observar”.

Además de lo anterior, el Protocolo sirve para desarrollar la fantasía y la imaginación, adornan el vínculo y la relación, explicitando cada uno de los pasos que debes seguir durante un encuentro.

Ambas formas de entender el Protocolo fueron denominadas en un debate celebrado en Rosas5 (Barcelona) como Protocolo Generalizado (que afecta al BDSM como grupo) y otro Protocolo Interno (que afecta al vínculo Amo-sumisa).

No obstante, algunos practicantes del BDSM se rebelan contra dichas normas, hay quien las cuestiona y se muestran no partidarios de ellas, otros matizan en cambio que son defensores de su existencia siempre que no sean muy elaboradas.

Lo chocante de esta observación, que puedes seguir a través de lecturas en foros y debates, es que, aunque se escribe mucho sobre la conveniencia o no de Protocolo, pocos se atreven a entrar en el detalle de cuáles son los contenidos de dicho Protocolo, en qué conceptos se sustenta, de dónde proviene o cómo articularlo.

Una razón de esta carencia es intrínseca al BDSM, consecuencia de su variedad y su pluralidad de prácticas, de modo que, por ejemplo, aquellas reglas a seguir que pudieran considerarse muy convenientes para la práctica del Bondage son irrelevantes o quedan sin efecto para otras prácticas más próximas al sadomasoquismo.

La otra razón es dialéctica: ¿Qué incluye el protocolo? Hay quienes consideran que deben quedar fuera de ser consideradas Protocolo BDSM aquellas reglas o normas objetivas y explícitas que se concretan en torno a un evento, organización o local (denominándolas, tal cual, reglas o normas), y también deben quedar fuera las que se basan en el respeto y el buen comportamiento de las personas (por cuanto se presuponen para quienes quieren relacionarse e integrarse en el seno de una Comunidad); incluyendo por tanto sólo aquellas que sí tipifican y adornan propiamente la escena y el comportamiento en rol del Dominante y de la sumisa.

Otros en cambio, entre los que me incluyo, consideramos que el Protocolo está constituido por la existencia del conjunto de normas, valores, símbolos y formas de relación entre personas, aunque muchas no escritas, y que son las que confieren un carácter singular y específico que permiten apelar a los términos Subcultura BDSM y Estilo de Vida BDSM.

Como soy consciente que el debate sobre el Protocolo continuará después de este artículo, y quizá más por un sentido de previsión para cuando las cosas suceden demasiado tarde, prefiero hacer referencia al todo y no quedarme solo en una parte. Debemos tener claro que no existe un único Protocolo. El propósito de este artículo es mostrar dónde y cómo actúa el Protocolo y cuáles son las claves para que cualquier practicante (inicial o con experiencia) sepa desenvolverse con su mejor conocimiento y capacidad relacional dentro del BDSM.

Fuente: El protocolo BDSM - Gabrel - Publicado por Cuadernos de BDSM - nº 4 de 2008

Publicado en Rosazul BDSM el 8 de junio de 2018


Liberando tu alma

  


Amanecer en tus labios
amordazados por los míos,
y escribiré poemas en tu piel.
atados con un suave cordel,
y luego lentamente te llenare,
de suaves caricias a flor de piel.

Susúrrame un beso en el pecho
un beso lleno de misterio,
en tus senos apasionados,
atados e hinchados de placer.

Tu cuerpo lleno de fuego
con mi látigo encendiendo el deseo,
estas son caricias que aman
y aman de absoluta verdad.

Esta es mi caricia antes de partir,
caricia mía antes de morir,
atada en el lecho te dejo,
pues tu alma conmigo la llevo.

Hay dos cosas de ti,
que no podré olvidar,
la forma intensa de amar,
y tu cuerpo atado sin liberar.

Sometida y castigada

  

Por no obedecer las reglas, fue sometida y castigada...
así permaneció toda la noche...
y pidió mas. 

Iniciación y aprendizaje (I)

   


INICIACIÓN Y APRENDIZAJE (I)

Iniciación y Aprendizaje es el primer nivel de la Disciplina China.

A una sumisa hay que darle el valor y la devoción que necesita para que se sienta importante y en este aspecto el Señor mostrará su candidatura y credenciales para que ella decida por sus palabras, gestos e intenciones convertir al Señor más adecuado en Amo ya que es la sumisa la que tiene el poder para ello, desconfiando de quien le solicite cosas personales como fotos, web cam, msn o móvil porque a una sumisa hay que ganársela y para ello trabajarla día a día con sus miedos, lagunas, dudas y dificultades.

Ser sumisa no significa ser débil ni tener falta ni de carácter ni de personalidad, sino que se siente en la necesidad de complacer a la sumisa que lleva dentro y tiene que saciar de manera egoísta pensando en ella egocéntricamente. Al igual que el Señor, convertido en Amo, se complace y se complementa con la sumisa siendo ésta la otra mitad de su cuerpo, la que está en su lado izquierdo que aparte de tener un brazo y una pierna con sus extremidades también tiene el corazón que late y que hará sentir los sentimientos por ella porque los gemidos, sollozos, quejidos y lamentos son pronunciados por la sumisa pero así mismo son sentidos por el Amo por eso hay un miedo secreto a perderla.

El Señor formará los cimientos para ser su Tutor y Amo y forjará a la sumisa a su imagen y semejanza para así ser el uno el reflejo del otro dejándose aconsejar mediante la palabra, pues si sabe leer sabrá escuchar y si sabe escuchar podrán hablar llegando esas palabras al fondo del ser y del espíritu de la sumisa siendo la esencia de la palabra la paciencia.

Saber “ser” y saber “estar” como sumisa en estos primeros momentos es importante y aparte del trato y el tratamiento al Señor de usted si la unión entre Amo-sumisa no existe y no se funde con la confianza siendo la esencia de la D/s. Sin esas dos esencias, paciencia y confianza, la relación no funciona e incluso el desastre en forma de fracaso está más que asegurado.

El Señor es un Pastor que traza, marca y guía con la luz de su faro el camino para que la sumisa no se descarríe ni se extravíe y velará, por lo tanto, para que no falte aceite en el candil y que la llama siga viva preocupándose por las necesidades de la sumisa y complaciéndose él también de ello. En ese camino la sinceridad es fundamental para que la sumisa se fíe y así se abra en cuerpo y alma para entregarse en la medida que puede dar ella de sí misma. Es normal que el ímpetu y las ganas de complacerse generen en la sumisa un hormigueo originado en su interior que recorre todo su cuerpo y es fácil y lógico que tenga ganas de satisfacerse en ese tacto tan delicado como sensual donde sus suspiros secretos alcanzan el éxtasis sexual del placer y donde sus orgasmos deben de estar guiados por el permiso de su Señor Amo. También es verdad que reprimir la espontaneidad de la líbido natural que la sumisa siente y confiesa es censurar la confianza de la D/s y luego se tarda mucho tiempo y cuesta gran trabajo recuperar esa confianza porque la relación entre Amo-sumisa se vuelve fría y distante con la consiguiente desconfianza que puede acabar en ruptura entre ambos.

Iniciar de forma correcta, precisa, técnica y exacta sin palabras sentimentales ni románticas puede tender a enfriar la relación y esto puede acarrear que la sumisa se presente con carácter rebelde, quizá por no sentirse llenada o entendida y esa rebeldía sólo trae insurrección que lleva inherente una insolencia y vulgaridad la cual de no ser disciplinada sigue como consecuencia el insulto y el desprecio tan ilógico como absurdo, lejos, muy lejos, de cualquier conducta o doctrina filosófica relacionada con la Disciplina China, pero más que ser reprendida tiene que ser el sentido común y ver por sí misma que tal actitud no lleva por ningún camino a ningún sitio. También es verdad que la falta cometida por ignorancia exime de la culpa por el desconocimiento previo y, pues, el daño inconsciente no debe de ser punible ni mucho menos castigado y más si la sumisa rectifica porque la disculpa cura la sanción del castigo.

Todo esto puede ser debido a varios factores, pero quizás el más importante sea la falta de experiencia que la sumisa quiere suplir con el rápido aprendizaje de una aventajada alumna y conlleva que dicho interés acarree faltas tan inaceptadas como imprecisas en D/s pero para corregir esto, una vez más, tendrá que ser guiada y dejarse hacer tantas veces como ella necesite con la paciencia añadida de su Señor Amo. Sin embargo en ese camino trazado, de entrega hacia el Amo y de complacencia hacia ella misma, habrá momentos de desolación y desesperanzas, de soledades y angustias cuando la sumisa tenga que enfrentarse a su verdadera entrega exigida y ordenada por el Amo para el placer de serle obedecido siendo sometida a base de cera, atada con cuerdas diversas y castigada con disciplinas como flagelos, fustas o látigos lo que cultivará miedos, trabas y ambigüedades para dar el primer paso de sumisa huyendo, quizás, hacia el abandono por la sombra del fracaso si ella no se siente protegida y confiada con una fe ciega en su Señor Amo.

Hacer y crear en la sumisa un método de Iniciación y Aprendizaje hacia la D/s en que el orden y el camino correcto van por la misma vía como doctrina es vital ya que si una sumisa no complace no sirve y si no sirve no vale porque una mujer que no se entrega en cuerpo y alma con todos sus sentidos no siente verdaderamente la complacencia de darse y recibir al mismo tiempo porque la medida de la Disciplina China es entregarse sin medida.

Extraído del Blog " Disciplina China "

No Hables ( Don't Talk )

 No hables y escuchare tus mentiras, deja cerrar mis ojos y ser yo misma,

No hables y te creeré todas tus mentiras en sueños,
Escucha mi silencio y así podremos hablar, hablar en sueños,
Así se que seré tu presa y desahogo de tus mentiras,
Hablar es hablar y entender el silencio de tus mentiras,
Ya estoy dormida y déjame soñar… y así saber que nombre escogiste para mi esta vez
¿Y ahora qué?, sabes, ya no importa nada
No Hables
(Idea musical 10 000 Maniacs)

Homenaje en Blanco y negro

 Diez años resumidos en un instante de vida...

Nuestra vida.


Niña, muñeca o hueso

 



El misterio de la mente, el desarrollo de la duda obscura y de la verdad no dicha,

¿En serio? Que tan solos estamos con nuestras mentiras.


Shibari: cuando atar es un placer

 


Cuando se piensa en cuerdas y en erotismo, la mente viaja hacia el bondage, el arte de inmovilizar a una persona con el objetivo de someterla para impartir dolor o placer, generalmente con un objetivo sexual. Pero en ese caso, el bondage es una herramienta para conseguir un fin. En cambio, el shibari, el arte de atar al estilo japonés, es a la vez camino y destino. Porque lo que se busca es sencillamente dejar que la persona sienta la sensación de las cuerdas, de su roce molesto o vibrante en puntos de presión clave, de dejar que le suspendan en el aire, de sentirse, en definitiva, a la merced total de alguien.

Antonio Shibarita, lo primero que explica sobre el shibari es que puede definirse como «el arte japonés de la atadura erótica». Aunque sobre el mismo, matiza que también hay palabras que lo diferencian, ya que, «shibari significa atadura, mientras que kinbaku se podría traducir como ‘atar fuertemente’. Ambas se emplean con ciertos matices que las diferencian. La segunda tiene un matiz de ‘abrazo fuerte’ y se suele emplear cuando la atadura realizada conlleva una comunicación emocional».


Si esa es la parte etimológica, la parte técnica también tiene sus concreciones. Por ejemplo, en el uso de los materiales. Así, si en el bondage es habitual usar plásticos, cintas adhesivas, látex o cuerdas sintéticas, «en el shibari siempre se usan fibras naturales, preferiblemente de yute o de cáñamo», ya que las cuerdas son un medio por el que debe fluir la emoción entre el que ata y el que es atado. El emisor y el receptor del mensaje, en un acto que es una forma de comunicarse, al fin y al cabo.

Aunque el shibari tiene mucha historia, resumiendo un poco sus orígenes, Shibarita relata que «es un arte que, aunque bebe de técnicas usadas por los samuráis para otros fines, fue desarrollada por el pintor Itoh Seiyu para ilustrar relatos eróticos, primero en dibujos y luego en fotografías. Tanto es así que se le considera el padre del shibari».

Actualmente, el arte del shibari se extiende no solo entre los círculos más selectos, sino también a través de talleres en los que no se busca aprender a ser un experto en una sola sesión, pero sí entender el concepto y adentrarse en estas sensaciones, con la seguridad de saber que se aprenden de la mano de un maestro. Algo así como una forma de aprender a atarse precisamente para liberarse.


No todo el mundo se siente cómodo en este tipo de talleres. Al fin y al cabo, se trata de ponerse en las manos de otra persona, que no siempre es alguien conocido, y dejar no solo que ate tu cuerpo, sino también que conecte contigo de una forma física y mental. Pero esa es la gracia, no solo notar el cáñamo en la piel, o cómo los nudos provocan sensaciones inesperadas, sino también dejar de tener el control por un momento para cedérselo a otro, hasta el punto de levitar, en el sentido estricto de la palabra.

Porque el arte del shibari no solo conlleva ataduras, sino también suspensiones o semisuspensiones en el aire, en las que las sensaciones se intensifican y la seguridad, en consecuencia, también. Es por ello que es clave conocer los diferentes tipos de ataduras, según las necesidades. Los nombres son muchos; «todos provienen del japonés: takatekote, goteshibari, futomomo, tzuri, ebi y una larga lista».

Cada una de ellas implica no solo presionar diferentes puntos de placer o de dolor, sino que también tienen un sentido estético, ya que el shibari también es un homenaje a la silueta del cuerpo. «El shibari viene desde su creación impregnado de una fuerte carga estética», asegura Antonio Shibarita.


Respecto a su uso con un fin erótico, que también lo tiene, todo dependerá siempre de que ese sea el deseo de las dos partes, y que sea un juego siempre consensuado. «Hay múltiples posibilidades en las ataduras», apunta Shibarita, que explica que, si puede presionar o hacer vibrar una cuerda en cualquier parte del cuerpo, como en la espalda, también lo puede hacer en los genitales, o en otros puntos erógenos.

Otro dato interesante es que «los japoneses encuentran altamente excitante la exhibición y vergüenza más o menos publica que conlleve excitación». Es decir, que uno de los juegos del shibari es precisamente buscar qué es lo que más vergüenza da a la persona atada, para aprovechar su imposibilidad de moverse, y exhibir justo aquello que intenta ocultar. Por ejemplo, con una atadura que le haga tener las piernas más abiertas. La idea es que en esa comunicación también se descubran las sensaciones que tiene la otra persona para ponerlas de manifiesto.

En definitiva, el shibari es más que atar a otra persona o una forma de buscar un placer inmediato; es un arte que puede liberar todo tipo de emociones, siempre y cuando se esté dispuesto no solo a rendirse a las cuerdas, sino a todas las sensaciones que estas quieran susurrar.

Extraído de la página: web yorokobu.es (por Silvia C. Carpallo) 13 de junio 2017

México

 



Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva

De la paz el arcángel divino,

Que en el cielo tu eterno destino

Por el dedo de Dios se escribió.

Mas si osare un extraño enemigo

Profanar con su planta tu suelo,

Piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo

Un soldado en cada hijo te dio.