Tú, eres mi poema

  


En estos poema se encuentran: 

Todos los recuerdos de nuestro amor,

forjados con turbia pasión.

 

 Ahora están escritos en blanco papel,

como en su momento lo hiciste en mi piel.

 

Hoy te hablo de mi devoción,

escritos por mi… y por tu corazón.

 

Anteriormente mi vida fue un poema,

ahora sin ti… mi alma enferma.

 

Los recuerdos vivos llegan a mi,

cuando leo estas líneas sin fin.

 

Tuvimos un pacto de sangre y rosas,

Ya rompimos nuestra promesa.

 

Y ahora mi alma navega a la deriva,

dedicando estos poemas a ti,

el resto de mi vida.

Por lex Black


Ideas para castigar a tu sumisa (Cómo castigar: Parte 2)

  

Antes de usar cualquiera de estas ideas, asegúrate de:

  • Que el castigo esté dentro de los límites acordados con tu sumisa (tener el consentimiento de tu sumisa).
  • Adaptar las ideas a los límites de dolor/humillación de tu sumisa.
  • Acordar una palabra de seguridad con tu sumisa para detener inmediatamente la actividad si fuese necesario.
  • Conocer con precisión lo que estás haciendo. Por ejemplo, no uses cera caliente si no sabes nada acerca del tema.

¡Recuerda siempre que la salud física y mental de tu pareja es lo más importante!

 

Castigos de restricción

Quítale, o no le des, algo que le gusta.

1. Orgasmo con permiso. Tu sumisa solo podrá tocarse o tener un orgasmo si le das permiso.

2. Sin orgasmos. Prohibirle tener orgasmos totalmente durante el tiempo que estimes oportuno.

3. Orgasmos forzados. Haz que tu sumisa se corra una y otra vez después de que alcance el punto de máxima satisfacción. Cada orgasmo posterior le provocará peores sensaciones, hasta un punto que le arruinará todo lo positivo de la experiencia sexual. Un hitachi (también conocido como magic wand) es fantástico para esto.

4. Denegación del orgasmo. También conocido como Edging consiste en que lleves a tu sumisa justo al borde del orgasmo y entonces dejes de tocarla. Si quieres mayor agonía puedes repetirlo varias veces sucesivamente, dejando 3 ó 4 minutos entre medias para que se recupere.

5. Orgasmo arruinado. Lleva a tu sumisa al borde del orgasmo y, justo en el momento en que empiece a correrse, deja de tocarla totalmente (e impide que se toque ella). El orgasmo entonces será muy malo y le dejará la sensación de haberse quedado a medias.

6. A la cama. Mándala a la cama temprano.

7. Hambre. Déjala sin comer un día.

8. Prívala de tu atención. Ignórala completamente durante un periodo de tiempo. Dile que no tiene permiso para ir a verte, ni para enviarte mensajes ni para llamarte hasta que le digas lo contrario.

9. Anula una cita con ella. Si tu sumisa está entusiasmada con una cita que vais a tener, cancela la cita hasta que aprenda a portarse bien.

10. Sin caramelos. Quítale (o prohíbe que use) algo que le encante, durante el tiempo que estimes oportuno. Por ejemplo, prohíbe que acceda a las redes sociales, ver un programa de la tele que le guste mucho, etc.

11. Sin privilegios. Quítale privilegios, como dormir en tu habitación, mantener contacto visual contigo, comer su comida favorita, etc.

12. Collar. Si le gusta su collar de sumisa, quítaselo. Y si no le gusta llevarlo, haz que se lo ponga mientras esté en casa. A la gran mayoría de las sumisas les encanta su collar, así que quitárselo durante un periodo de tiempo puede ser muy efectivo.

13. Collar y cadena. Ponle el collar y la cadena y haz que te siga a todas partes. Si tienes que salir o hacer algo privado, ata la cadena a cualquier sitio y déjala allí. Si prefieres hacerlo más humillante, haz que te siga a cuatro patas en lugar de andando.

14. Silencio. Prohíbe que te dirija la palabra durante un periodo de tiempo. Si en vuestra relación ya se incluye la regla de que sólo pueda hablar cuando se lo permitas, prohibirle hablar hace que este castigo sea especialmente efectivo.

15. Más silencio. Prohíbe totalmente hablar, incluso en sitios públicos y a otras personas, durante un periodo de tiempo sin pedirte permiso antes (siempre que no interfiera en su vida personal, familiar o laboral).

16. Te lo has perdido. Prohíbe que vaya a un evento (por ejemplo, a un concierto) al que estaba ansiosa por asistir. Si quieres una vuelta de tuerca, llévala al evento sin decirle nada y dile que tendrá que esperar fuera sin entrar hasta que le envíes un mensaje dándole permiso. Mientras tu entras en el evento y le puedes ir enviando mensajes y fotos para contarle lo que se está perdiendo. El tiempo que la mantengas fuera, o incluso si finalmente no le das permiso para entrar y la tienes fuera todo el evento, es cosa tuya.

17. Atada. Átala a la cama o a cualquier mueble (de manera que se pueda desatar fácilmente si es necesario) y dile que se quede allí hasta que tú vuelvas.

18. Control del baño. Haz que tenga que pedirte permiso para poder ir al baño. Si le das permiso tendrá que ir desnuda y mantener la puerta abierta.


Castigos productivos

Que haga algo que sea (más o menos) útil.

19. Recado sexy. Envíala a hacer un recado vestida sólo con un abrigo sin nada debajo.

20. Recado caliente. Envíala a hacer un recado llevando bolas chinas (también se las conoce como ben wa balls y como bolas Kegel).

21. El plug. Haz que realice sus tareas diarias llevando un plug anal (mejor si es vibrador).

22. Sirvienta desnuda. Haz que te sirva la cena desnuda.

23. Leer. Haz que lea en voz alta un texto sobre la falta que ha cometido (el texto lo puedes conseguir en Internet o hacer que lo escriba ella misma). Si no es suficiente, puedes acompañar su lectura de unos azotes.

24. Escribir líneas. Haz que escriba 100 veces: Nunca haré [lo que no debe hacer]. Un clásico. Y uno de los mejores castigos para fijar una idea clara en la mente de tu sumisa. Para maximizar la eficacia de este castigo, úsalo con mucha moderación.

25. Escribir otras líneas. Alternativamente, haz que escriba 100 veces la regla que ha infringido.

26. Escribir más. Alternativamente, haz que escriba un párrafo explicando las razones por las que está mal lo que ha hecho. Una vez su escrito tenga tu visto nuevo, haz que lo copie 50 veces.

27. Escritora. Alternativamente, haz que escriba dos folios explicando qué ha hecho mal, por qué está mal y cómo piensa mejorar en el futuro. Luego deberá leértelo en voz alta.

28. Bloguera. Haz que cree su propio blog en el que deberá escribir con todo detalle cada uno de los castigos y humillaciones que sufre.

29. Tareas domésticas. ¿Cuáles son las tareas domésticas que más odia tu sumisa? ¿Planchar? ¿Limpiar el baño? Pues qué mejor manera de castigarle. Hazlo más penoso inmovilizando una parte de su cuerpo (por ejemplo, atándole un brazo a la espalda) o atándola para que tenga los movimientos restringidos. Si la tarea no queda lo suficientemente bien hecha, siempre puede repetirla.

30. Fregar. Haz que friegue cada baldosa de la cocina o del baño de rodillas con un cepillo de dientes.

31. Mover arroz. Haz que realice una y otra vez una tarea sin sentido. Por ejemplo, volver a doblar todas las toallas o mover arroz de un montón a otro, y después de ese montón a un bote o a una bolsa; un grano cada vez, claro.


Ángel caído

 



Aún recuerdo

 

Cuando de noche entre mis lamentos,

tu voz, por mi rogó,

viajando por el lago vació,

un llanto del otro lado se escuchó.

 

Ángel de las ilusiones,

luces tan frías, como el cristal,

tan frágil y bello,

sin una sombra de humanidad.

 

En algún lugar del tiempo se perdió,

ese ángel caído, su corazón extravió,

me pregunto. ¿Dónde quedo?

ahora pareciera, que ya se quemó.

 

Ángel mío, ¿quién te mato?

¿fue la noche? ¿fue tu sueño…?

¿… o quizás fui yo?

 

Ángel de la perfección,

¿dónde estás? te llamo y no contestas,

¿dónde te encontraras?

 

Como olvidarte,

teniendo tú belleza enfrente,

como un fantasma en mi mente,

que no quiere desvanecerse.

 

Despojada de tu alma,

bañada en sangre,

confinada a tu sumisión,

atada esta… a mi corazón.

 

Y la sola mención de tu nombre,

reverbera entre mi mente,

provocando el pavor y el dolor,

sin la menor compasión.

 

Ángel de la muerte cruel,

mis recuerdos de felicidad,

en algún rincón del tiempo están,

palpitando impaciente, renacerán.

 

Ángel de mis amores,

comprimes mi corazón, con solo mirar,

porque nunca te pude sacar

de ese abismo infernal;

 

Ángel de la muerte cruel,

dueña eres de mi felicidad,

ya no hay nada que puedas hacer,

pues disfrutas ya, de tu infidelidad.

 

No mires más,

soy infeliz en mi soledad,

tus recuerdos día a día me agobian,

al no poder ignorar.

 

No me hagas entender

que se ha muerto el pasado,

y déjame recordar,

aquellas noches en mi mente,

cuando atada vivías de día,

y de noche en mis brazos morías.


Por Lex Black