Mi Cruz

La Cruz de San Andrés se usa en escenas de BDSM principalmente para bondage, inmovilizando a la sumisa en una posición fija y expuesta que facilita el control y dominación física y emocional. Aquí se detallan los usos típicos:

Posicionamiento y fijación: La persona sumisa se ata con las manos y los pies asegurados a los cuatro extremos de la cruz en forma de "X", lo que impide el movimiento y deja el torso y las extremidades extendidos y accesibles. Se utilizan cuerdas, esposas o correas resistentes para fijar cada punto, asegurando seguridad y comodidad dentro de los límites consensuados.

Escenas de dominación y sumisión: Con la sumisa inmovilizada, el dominante puede aplicar diversos estímulos como caricias, golpes controlados (spanking), uso de juguetes eróticos, o incluso juegos psicológicos basados en la entrega y vulnerabilidad del sometido.

Variantes y accesorios: En algunas escenas, la cruz puede colocarse en ángulos diferentes, o usarse junto con capuchas, mordazas, o dispositivos sensoriales para aumentar la sensación de sumisión y control. También puede permitir posturas que expongan zonas erógenas específicas para juegos sensitivos o de placer/dolor.

Seguridad y comunicación: Es fundamental que la fijación sea firme pero no lesiva, con la posibilidad de liberar rápidamente ante señales de incomodidad. La Cruz de San Andrés potencia la dinámica de confianza en BDSM, por lo que la comunicación clara y consensuada es indispensable durante toda la escena.

La Cruz de San Andrés se usa para inmovilizar a la sumisa de forma segura en una escena BDSM, permitiendo al dominante acceso completo para juegos de dominación, bondage, castigo, o estimulación, siempre en un marco consensuado y seguro.