Princesa Obscura.


Mariposa desnuda, luz de mi deseo,

atada en la penumbra como princesa obscura,

tus pies cautivos, dulzura de doncella,

tus manos enlazadas en la seda del misterio.

 

Rosando tu piel, las cuerdas son caricias,

guirnaldas de marfil rodean tu cuello,

perlas que no aprisionan, sino que embellecen

el suspiro tembloroso en tu cuerpo desnudo.

 

Manos atadas, rozan turgentes labios,

esclava de un fuego ardiendo de pasión,

en su pecho se agitan, los volcanes dormidos,

el deseo se desborda, en su piel de terciopelo.

 

Tu corona negra, rizo sobre rizo,

vela tus ojos y despierta tus sentidos,

privada del mundo, reina de tu abismo,

dejas volar tus sombras, tus secretos más íntimos.

 

Respiras hondo, sumisa y luminosa,

te entregas al instante, mariposa preciosa,

y en el aire flota, suave y sin medida,

el perfume indomable de tu alma rendida.

 

Oh, mariposa, en tu desnudez plena,

atrapas el tiempo, vences la razón,

eres la oda viva, la pasión serena,

la voz que susurra en mi corazón.

 

Así, atada y libre, en dulce tormento,

mi mariposa danza en la oscuridad eterna,

desnuda y perfecta, en puro sentimiento,

dueña del deseo, reina de mi verdad.