Hilos de plata.


Hermosa mariposa enmarcada en la cama,
alas extendidas, brazos de canela,
en la seda inmóvil tu deseo se derrama,
la sumisión es arte, y en tu belleza se revela.

Cuerpo frondoso, ébano en la penumbra,
turgencias expuestas, un misterio es tu piel,
el amor se esconde donde el placer alumbra,
y el control es un juego de dulce laurel.

Tus piernas de diosa, inquietas y rendidas,
detenidas por hilos de plata y de poder,
la entrega es un pacto, pasión compartida,
en la prisión dorada florece el placer.

Tus ojos me buscan, sumisa y altiva,
la mirada encendida, deseo en tu voz,
la cuerda te abraza, la noche cautiva,
y el tiempo jurando, que no habrá un adiós.

Así, solo así, admiro tu grandeza,
la tensión es caricia, la atadura es canción,
mi mano recorre tu piel con firmeza,
y el gozo se enreda en tu respiración.

Mariposa suspendida, mi mente te anhela,
solo el corazón osa tocar tu fulgor,
eres arte y entrega, pasión paralela,
la belleza atada al filo del amor.

En cada suspiro, la cuerda te nombra,
el deseo se tensa y tu piel es mi altar,
la sumisión es vuelo, tú pasión me asombra,
y el límite es solo un juego al cual hay que llegar.

Así quedas grabada, en mi alma y mi cama,
mariposa de ébano, de canela y pasión,
atada y sublime, tu cuerpo reclama,

ser libre y cautiva en mi devoción.