No hay silencio más hiriente que aquel que enmudece al
corazón.
Pero suele ser mejor silenciar las palabras a herir con la
voz...
Esa fue la respuesta que la razón le dio a mi Alma, cuando
pregunté, ¿Porque callé? ¿Porque permití un adiós?
Fui feliz a tu lado... sin importar cuanto duró...
La felicidad no tiene medidas, se siente...se palpa y se
guarda en el corazón.
Cené tu banquete y bebí de tu vino ...
Compartimos la cama y la noche se durmió en nuestros
cuerpos...
Nos olvidamos del tiempo... y el tiempo nos olvidó...
¿Qué más pude pedirle a la vida?
Absorbí de tu boca el néctar de tu deseo....
Dejé huellas en tu piel, y tatuaste la mía con besos...
Me rescataste de la soledad en que me encontraba
y me enseñaste que nunca estoy solo si tengo un buen
recuerdo que me acompañe...
Y tu me dejaste eso: Buenos recuerdos
¡Tantas noches que invocar, tantos días que recordar!
Tantas horas que archivar en la memoria... ¡Inmunes al
olvido!
Y tan lejanas para el resentimiento...
Me dejaste la confianza de creer que todo se termina, pero
vuelve a renacer, que el vino se acaba, pero la copa nunca está completamente
vacía...
Me enseñaste amor, que te irías, pero que estarías
conmigo...
Que si miro atrás, seguramente me tropezare con una piedra,
y que la distancia más grande entre los corazones, es la
ausencia de amor.
Junto a ti noté que cuando se ama, no hay amor suficiente...
Siempre se puede dar más, e inconscientemente siempre
esperamos, aunque no exijamos,
Que nunca se está más unido que cuando se rozan las pieles,
o cuando nos une el pensamiento ... aun cuando vayas con alguien del brazo.
Me diste tanto, que no puedo pedirle más a la vida.
Hoy calla mi alma, pero es un silencio que no puede lastimar
mis sentidos...
Estoy a tu lado... aunque a tu lado nunca llegue a estar
nuevamente...
¡¡¡Y vivo!!!... escribiendo versos y dibujando tu sonrisa en
el brillo de las estrellas, sabiendo que piensas en mí, cuando una canción te
traiga mi nombre...
Aun cuando ya casi ni te acuerdes de mi piel... y aun cuando
duermas junto a él.
Porque también me enseñaste:
Que cuando un Alma toca a otra, quedan unidas para siempre.