Keimy

La mirada conquista el deseo,

atraviesa misterios y derrama pasiones...

Hermosa la flor de su juventud,

vivaz los pensamientos que merodean su mente.

Deme un suspiro,

recae en mi cuello

y se desvanece mi tormento.

Si he de abrir mis ojos que sea para verlo,

sí me muevo ha de ser para servirle.

Y si respiro, será para Usted.

Los nudos atan,

pero el alma encadena...


(Obsequio de una sumisa llamada Keimy)