Oscuridad en el ambiente, tu cuerpo inmovilizado tendido boca abajo sobre una superficie dura y fría. Sientes una caricia suave y cariñosa en las nalgas. Recorre tu espalda muy lentamente. Tragas saliva, y de pronto sientes un gran ardor en tus nalgas, como si te hubieran puesto una braza caliente… y no es más que una gran nalgada. Placer y dolor se unen y te sientes incapaz de adivinar lo que está por venir…