Ahora que soy un hombre muy viejo, debo de confesar, que de
todos los rostros del pasado que se me aparecen, aquel que veo con mas
claridad, es de la muchacha con la que nunca he deja de soñar, a lo largo de
todos estos años, ella fue el único amor terrenal que he tenido en mi vida,
aunque jamás supe ni sabre su nombre.
Etsi nomen eius semper novi, nomen eius rosae est